miércoles, octubre 10, 2012

CCIII

No es que hayamos perdido el arquetipo universal de la belleza, sino que nuestra visión está nublada mientras no se purgue —a través de un arte de expiación que desde la raíz destruya, al producirlo, a quien lo produce— el castigo ecuménico por un siglo de genocidios. El XXI ha de entender cómo la belleza universal es incompatible con la culpa colectiva.